domingo, 17 de febrero de 2008

El turista político

ARGEL RÍOS

La sesión ordinaria de la LX Legislatura, se llevaba de acuerdo al orden del día, los diputados y diputadas estaban frescos por la mañana, algunos como el presidente de la mesa directiva del último mes del año, Antonio Amaro Cancino, tomaba su bebida energética en un vaso disfrazado con servilleta blanca, otros con celular en mano, las llamadas, los mensajes o simple pose, algunos más como el Presidente de la Gran Comisión, Herminio Cuevas, en el cabildeo con las diferentes fracciones.

Las edecanes subiendo y bajando con platos que incluían, manzana, pera y algunas uvas, suficiente para empezar el día, los legisladores comienzan a asumirse como tales.

El secretario de la mesa, Daniel Gurrión Matías, dio lectura a los documentos en cartera, se turnó la iniciativa de Ley de Acceso a la Información Pública y Transparente, mientras algunos legisladores abandonan sus asientos por ratos, como Perla Woolrich, que constantemente salía de la sala de sesiones, para saborear su cigarro Light.

Fue cuando llegó el momento, el diputado convergente, Benjamín Robles Montoya, se acomodó el traje, sonrió y subió a “la más alta Tribuna del estado” cómo el la calificó, para solicitar la reforma a los artículos 18, 22 y 24 de la Ley de Coordinación Fiscal, y mientras disertaba su perorata, los rostros de los diputados Alfredo Ahuja Pérez, Sofía Castro y Juan Bautista Olivera, entre otros, de inmediato reaccionaron, “¿y la autonomía de los municipios?”.

“He recorrido los municipios” señalaba el diputado convergente, cuya respuesta por parte de la priista Sofía Castro, calificó como “irresponsable”, el acudir a las comunidades y dar como un hecho dichas reformas, ya que ello, significaría “crear más de 12 mil presidencias municipales”, refutó Bautista Olivera, quien fue más allá.

“Qué bueno que tomamos estos puntos, para evitar el aburrimiento”, dijo, lo que arrancó las risas en el salón de sesiones, risa que fue aumento, cuando calificó las visitas del diputado convergente, como de “turismo político”, porque no es lo mismo visitar algunos municipios, que realmente conocerlos.

Jaime Aranda Castillo, del PRI la calificó como “frívola y notoriamente improcedente”, Jesús Romero, del PRD, reprochó el utilizar como escudo “al pueblo”, porque las propuestas de convergencia “ni tienen la verdad absoluta”.

Mientras el debate se daba, Benjamín Robles, el diputado aludido, el “turista político”, se sumía en su asiento, esos rojos acojinados, que sólo es utilizado por legisladores, y tomó la palabra, subió a Tribuna, pero la voz ya no era la misma, el tono bajó, las manos ya no fueron tan elocuentes, el discurso fue corto, el rostro ya no era de un turista, era de un legislador apabullado, se sabía perdido.

La votación se dio y se desecharon las reformas a los artículos 18, 22 y 24, mientras entre reporteros, visitantes e incluso diputados, los comentarios eran “pobre turista político”.

(publicado 14 diciembre 2007)

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